De pronto una canción me lleva a ti...



Madrugadas. Lectura. Música de fondo. Pensamiento. Sobre todo eso, madrugadas de pensamiento. Ni siquiera te has enterado de las tres últimas palabras que has leído en cuánto ha empezado a sonar esa canción.

Esa canción es la clave. Es La canción. Mientras estás en una especie de trance das una vuelta al pasado y te fijas en cómo ha cambiado todo en tan poco tiempo. Esa melodía te lleva a través de todos los momentos vividos con esa persona, hasta la más mínima tontería la recuerdas en esos 4 minutos que dura la canción que para ti son eternos. Lo que más te das cuenta realmente es en cómo una simple historia puede relatar cada puto instante y puede definir tan bien tus sensaciones en ese momento. Parece hecha a medida, cómo si la habrían hecho pensando en vuestra vivencia, cómo si habría vivido cada momento junto a vosotros.

Puede ser que haya terminado ya la canción, pero todavía sigues recordando cada instante de la vida junto a esa persona y en ese momento piensas: ‘¿por qué no borré la maldita canción?’
La respuesta es muy simple: te recordaba a esa persona, no es que no quisieras, es que no podías, porque aunque borrarías esa canción, enseguida encontrarías otra con la que poder encajar a la perfección vuestro amor y vuestra historia, porque para ti esa historia no se podía terminar de cualquier forma y no querías terminarla.

No se puede terminar de cualquier forma… pero ya ha terminado, las cosas siempre terminan por algo, y seguramente será porque va a llegar algo o alguien mejor a tu vida. Si que es verdad que te arrepientes de muchas cosas y te dan rabia muchas otras, pero los momentos felices nadie te los borra y nadie los olvida porque ¿para qué vas a olvidar algunos de los mejores momentos de tu vida aunque no hayan tenido un final feliz?

El amor es como los libros: la historia puede ser muy buena pero llegas al final y te parece una mierda. Nos pensamos que en la vida todos los finales tienen que ser como los de las princesas Disney: “vivieron felices y comieron perdices…”. Pero no es así, los finales felices solo existen en pocas historias, por lo que tendremos que seguir viviendo historias nuevas hasta encontrar nuestro final feliz


Comentarios

  1. esta genial,la entrada, la canción de vanesa Martín está genial, es una de mis cantantes favorita, y lo de que hay veces que un libro te gusta y cuando llegas al final te parece una mierda, me ha pasado mucho.
    sigue escribiendo porque lo haces muy bien

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias!! Me basé en Trampas para hacer la entrada por esa estrofa en la que dice:
      'De pronto una canción me lleva a ti, de nuevo hay un pellizco en este corazón y yo... Y yo sigo con mis trampas en la cama, echándome agua en la cara cada vez que oigo tu nombre...'
      Esa parte es muy verdad, define muy bien una situación en pocas palabras,me alegro haber acertado, creí que era la canción idónea aunque a cada uno le ocurre con canciones diferentes :)
      Muchas gracias por tus comentarios y me alegra que te haya gustado ;)

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares