2016 cargando...

Cierra los ojos y párate a pensar, por un momento, todos los momentos vividos este año. Seguramente, a tu mente vendrán todos los buenos momentos vividos, desde las noches de fiesta y parranda con tus amigos o las buenas noticias hasta los grandes momentos, etc. Pero deja de pensar por un momento en esos momentos y piensa en los malos, bueno, mejor dicho, en los menos buenos.

Ahora mismo, para ti no serán lo mejor del mundo, seguramente, no te querrás acordar de ellos y querrás olvidarlos, pero no puedes, aunque quieras olvidar esos momentos, tu mente no te lo permite y no porque nuestra cabeza a veces sea un poco hija de puta, que lo es, si no porque quiere que los recuerdes para aprender de ellos y que te quede el recuerdo, de eso que quisiste y no pudo ser, de las despedidas, de los últimos abrazos, en fin, esos momentos que no son agradables pero que ocurren por algo. No sé, llámalo destino, llámalo karma o llámalo cómo te de la puta gana.

Creo que hay momentos en la vida que son aprendizaje. Sí, creo que es la mejor manera para definir estos momentos: no son los mejores momentos del mundo, pero sí los momentos en los que sacaremos una vivencia nueva y aprenderemos algo más porque nunca dejamos de aprender, nuestra vida es un completo aprendizaje desde el primer día hasta el último.

No toda nuestra vida, desgraciadamente, se basa en momentos de felicidad, pero esos momentos tienen que servir para algo ¿no? Si no para qué los viviríamos o los recordaríamos.

La felicidad plena nunca llega. Siempre hay algo o alguien que podría llegar para hacernos más felices aún de lo que ya somos. Lo podríamos llamar ambición o egoísmo porque hay veces en las que para encontrar nuestra propia felicidad hacemos que los demás pierdan un poquito de la suya.

Comenzamos, un nuevo año, comenzamos un nuevo ciclo, una nueva etapa de nuestra vida. Seguramente con nuevas experiencias, nuevas aventuras y nuevas sorpresas y momentos por vivir así que 2016… ¡allá vamos!