Tu mirada
Y aquella tarde todo cambió. Sólo una mirada me bastó para comprender que era aquello de lo que todo el mundo hablaba. Conexión, eso era. Nuestras miradas se conectaron de forma tan intensa, que fue imposible dejar de mirarnos y por eso empezamos a mirarnos todos los días. En cada abrazo, en cada mensaje, en cada beso y, sobre todo, en cada pensamiento.


Comentarios
Publicar un comentario